El asesinato de un hincha del Millonarios desató la preocupación por la violencia asociada al fútbol en Colombia, donde la Policía reconoció no poder destinar a agentes suficientes para vigilar a los hinchas y los expertos exigieron mayor atención al problema. El joven Johan Nicolás Rodríguez, de 17 años, fue asesinado este miércoles, con arma blanca, por supuestos seguidores del Independiente Santa Fe, en las cercanías del estadio El Campín.
El director de la Policía Nacional, el general Óscar Naranjo, afirmó que si bien hará todo lo posible por encontrar a los culpables, también reconoció que no puede tener un uniformado para cuidar a cada hincha. "Pensar que cada vez que hay un clásico de fútbol hay que saturar la ciudad de policías, es imposible, y aún más pensar que podemos tener un policía cuidando a cada hincha", manifestó Naranjo.
"Estamos adelantando una tarea de campo en el vecindario, en la búsqueda de testigos presenciales, y también haciendo un barrido de cámaras de circuito cerrado de televisión en la zona, y estamos invocando la colaboración de la comunidad para que suministre cualquier información", dijo el director policial a los periodistas. Por su parte, la secretaria de Gobierno de Bogotá, Mariela Barragán, descartó sanciones a los seguidores de Independiente Santa Fe, así como al club y al estadio El Campín, por cuanto no se ha establecido la responsabilidad en el crimen.
"Aun no tenemos pistas de los responsables; por eso es muy importante que la ciudadanía nos dé información", dijo Barragán. Pero para el periodista y profesor de la Universidad de Antioquia Gonzalo Medina, quien ha escrito varios libros sobre violencia y fútbol, el problema de hinchas y barras (ultras) merece una mayor importancia y reflexión. "No sé por qué de una manera sistemática, regularmente un hecho como este sucedido en Bogotá, al registrarlo se le resta importancia, siendo algo que merece mayor reflexión y más análisis", aseguró Medina.
A su juicio, "las barras son una especie de respuesta de sectores de la sociedad, y en particular de los jóvenes, a una sociedad que no satisface muchas de sus expectativas y que no cumple con muchas promesas que les han ofrecido". Por eso hizo énfasis en que muchos de los hinchas violentos son menores de edad y de ahí la importancia de prestarle más atención a un problema social grave. "Lo que está ocurriendo con las barras es que muchos de los menores de edad están acudiendo a prácticas propias de mayores, no precisamente buenas: matan, roban, saquean, y la sociedad se está quedando sin mecanismos diferentes a los represivos", afirmó Medina.
"Hay una especie de estado de amarramiento, de postración de la sociedad colombiana para procesar a esos menores de edad que en muchos casos ya tienen vida de pareja, con hijos, es decir, con una vida de mayores de edad", enfatizó el experto. Medina abogó por elevar el problema de este tipo de violencia a la opinión pública y así hizo una alusión velada a la responsabilidad de los medios de comunicación. Desde el punto de vista social surge otro problema, según este profesor, "que tiene que ver con la cultura: ahora no hay lugar para la equivocación, estamos en una sociedad en la que hay que ganar o ganar, y el que pierde está condenado al ostracismo y, en muchos casos, a la muerte".
Medina hizo esta reflexión al mencionar el caso del jugador Andrés Escobar, asesinado tras el Mundial de 1994, "quien pagó con su vida un error propio del azar (un gol en contra)", puntualizó. El escritor y periodista antioqueño escribió un libro sobre la muerte de Escobar, titulado "Prohibido perder. Y otros juegos de poder alrededor del fútbol, la cultura y la política", así como "Una gambeta a la muerte" y "Sueños a la redonda". Además de los hechos violentos entre hinchas, en los últimos 20 años, once futbolistas han sido asesinados en Colombia, el último fue Edison Chará, el pasado mes de octubre, cuando recibió un disparo en la cabeza.